martes, 5 de octubre de 2010

LA OTRA VIRGE DEL ROSARIO,VELADORA DE LOS MAYORES DE PILAS.

Nuestra Señora del Rosario
PROTECTORA DE NUESTROS MAYORES.


NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

RESIDENCIA "CRISTO REY DE PILAS"


El auténtico impulsor de esta devoción en la Colegiata del Salvador fue el canónigo José Navarro,
quien el 13 de enero de 1668 vio cumplido su deseo de entronizar una imagen de Nuestra Señora del
Rosario, de propiedad familiar, en la capilla del Obispo de Tiberia. En junio de ese mismo año y para
este mismo recinto, los devotos que allí se reunían para rezar el Santo Rosario costearon un retablo, parte
de cuya ensambladura se aprovechó para el actual de Santa Ana.
A partir de 1670 podemos considerar formalmente erigida la Congregación de Christo Crucificado y
de Nuestra Señora del Rosario, que a finales del siglo XVII llegó a organizar diariamente dos rosarios
públicos, el primero de «prima noche» y el segundo de madrugada, amén de celebrar la fiesta de la
Invención de la Santa Cruz el 3 de mayo. Dicha Congregación, en virtud de las Reglas aprobadas por el
Real Consejo de Castilla el 21 de agosto de 1829, se transformó en la Muy Ilustre Hermandad de
Cristo

Señor Nuestro Crucificado y María Santísima del Rosario. Tras una serie de altibajos en la vida
corporativa, ésta se sumió en la más triste postración a finales de la centuria decimonónica, llegando
incluso a pedirse la fusión con la Archicofradía Sacramental en 1883, la cual nunca llegó a ratificarse por
parte de la autoridad de la autoridad eclesiástica, pero que sí debió consumarse de hecho, pues el
patrimonio documental y artístico de la Hermandad rosariana pasó a depender desde entonces de aquélla.
La imagen que fue titular de la corporación rosariana fue ejecutada en 1779, muy probablemente por el
escultor Cristóbal Ramos. La Virgen aparece erguida (1,50 m.), llevando al Niño Jesús sobre la mano
izquierda y portando el cetro y el rosario en la diestra. Ambas figuras están modeladas en barro, después
cocido y policromado, material característico en la producción de Ramos. Los rasgos que configuran la
faz mariana nos remiten indefectiblemente a los de otras creaciones suyas: frente amplia y despejada,
finas cejas arqueadas, ensoñadores ojos de cristal tamizados por pestañas postizas, nariz recta, labios
cerrados que dibujan una dulce sonrisa, barbilla redondeada provista de grácil hoyuelo y suave papada.
El óvalo del rostro se enmarca por una abundante cabellera que cae en expresivas ondas dejando al
descubierto buena parte de lo pabellones auditivos. La encarnadura es de una exquisita palidez que
adquiere tonos sonrosados en mejillas, labios y barbilla.
La juguetona actitud del Niño (0.40 m.), de movimiento contrapuesto entre la cabeza y torso con
respecto a las piernas, es asimismo un lugar común en las anatomías infantiles plasmadas por Cristóbal
Ramos. Como es habitual, sostiene la bola del mundo en la mano izquierda, al par que bendice con la
diestra.
En la nueva Colegial, la Virgen del Rosario siempre presidió el retablo ubicado en la cabecera de la
nave de la Epístola. Primero fue uno realizado poco después de la inauguración del nuevo templo,
dorándose en 1718 por Damián de Torres y sufriendo una importante remodelación en 1779 para poder
colocar en el mismo la nueva hechura mariana. En 1850 se estrenó otro, neoclásico, tallado por Antonio
López y Salvador Gutiérrez, que fue pintado y dorado por Fernando Gil. último fue sustituido en
1870 por el que había sido retablo mayor de la clausurada parroquia de Santa Lucía, una obra fechable
en torno a 1775 que desde 1922 alberga las imágenes titulares de la Hermandad del Amor.
Por desgracia, debemos lamentar la pérdida de esta señera advocación mariana dentro de la parroquia
del Divino Salvador, ya que en 1987 la Hermandad Sacramental de Pasión cedió en depósito esta imagen
de la Virgen del Rosario al Asilo de Cristo Rey, de la localidad sevillana de Pilas.



José Roda Peña
(Profesor Titular de Historia del Arte. Universidad de Sevilla)

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