martes, 6 de septiembre de 2011

ADIOS A NUESTRO DIRECTOR ESPIRITUAL, ADIOS A NUESTRO CURA.

GRACIAS , CURA FRAN, DE LOS ROCIEROS DE PILAS.




Agradezco al Señor el don recibido.El que se haya fijado y fiado de mí ha sido por pura misericordia de Dios. Fui ordenado sacerdote el 21 de Septiembre de 1998, desde entonces “vivo del cuento”.

Me explico, porque dicho así… en primer lugar vivo, he aprendido a vivir, una vida en plenitud, apoyado siempre en el Señor, que se ha fiado de mí y ha volcado en mí su confianza. Una vida, no como la del mundo, cargada de cosas, y de placeres, de ahora quiero y ahora no quiero; sino una vida apoyada en Jesucristo, sabiendo que en Él encuentro la Fuente donde beber cada día. Antes de ser sacerdote vivía de mí mismo, de mis propias fuerzas, de mis proyectos, de mis planes, y para los que me conocen, lo mío era poca cosa, malo en casi todo. Pero a eso llamaba yo vivir. Hasta que descubrí al Señor de mi vida, y me hizo sentir la vocación al sacerdocio. Puedo decir que mi vida se transformó por completo, en todos los aspectos, humana y espiritualmente hablando. El Señor me llenó como no lo había hecho nunca nada ni nadie.

Y digo que “vivo del cuento”, porque al sentirme lleno y plenamente feliz, hago lo que quiero, lo que me gusta, lo que realmente plenifica mi vida. ¿Quién puede decir eso hoy en día? Sólo el que vive del cuento ¿verdad? Del cuento del Señor Jesús, que murió y se entregó por mí. Él me llena cuando sirvo en mi parroquia, y hace que no me sienta cansado ni frustrado. Me consuela en los momentos de dolor, y los transforma en esperanza. Siento que está junto a mí en la dificultad, y me hace fuerte. Experimento su cercanía cuando el camino se hace pesado, y la soledad se hace sonora. ¿Qué más puedo pedir? … Que al hacer la voluntad de Dios me llene tanto que sólo encuentre alegría allí, y me lo conceda en cada momento. Y así, al hacer la voluntad de Dios, hago lo que quiero y quiero lo que hago.

Un “chollo”, esto de ser cura, se hace siempre lo que uno quiere y quiere uno siempre lo que hace. Si los jóvenes de hoy pudieran conocer más de cerca la vocación sacerdotal, responderían SI a la llamada. Si por un solo momento dejaran de escuchar ruidos, o escucharse ellos mismos, podrían oír la vocación a la santidad a las que están llamados, que no los mata (que eso es lo que les da miedo), sino que les da vida, vida en abundancia. Y sí podrína hacer siempre lo que quieren y vivir del cuento de Dios.

¿Cómo se consigue vivir así? Puro don, pura gracia, pura misericordia de Dios, que me sostiene y me fortalece. No por mis meritos, no por mis fuerzas, no porque yo me lo proponga, sino porque el Señor me mantiene en fidelidad porque quiere. Y por eso mi vida tiene que ser un continuo canto de alabanza y de acción de gracias a Dios, no sólo por darme la vocación, sino por concederme el don de la fidelidad constante. Y agarrado de la misericordia del Padre que me regenera y me devuelve cada día mi dignidad de hijo.

Hoy puedo decir con el Salmo una vez más, ¡cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho!





DE LA ENTREVISTA REALIZADA A DON FRANCISCO EN LA PAGINA DE LAS CARMELITAS DESCALZAS DE SANLUCAR LA MAYOR ( SEVILLA) EXPERIENCIA PERSONAL.

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